jueves, 5 de junio de 2014

ORGULLO MUTANTE

   Casi todas las buenas y malas películas de ciencia-ficción cuentan con su propio monstruo, un ser que provoca aversión y asombro en el gran público. Estos seres son llamados en muchos casos mutantes, una palabra que asociamos en el lenguaje coloquial a algo extraño, fuera de lugar en nuestra aparentemente ordenada naturaleza. Pero si os digo que todos somos mutantes...
Fotograma de la película "Alien, el octavo pasajero"
  Así es, todos somos mutantes, aunque afortunadamente nuestro aspecto, salvo contadas excepciones, no es monstruoso.

  Sabemos que en el interior de nuestras células, más concretamente en el núcleo, existe esa molécula maravillosa que nos hace únicos, el ADN. Nosotros poseemos 46 moléculas o dicho de otro modo 46 cromosomas, 23 heredados por línea paterna y otros 23 por la materna. Estos se dividen en fragmentos continuos, los genes, de diferente longitud y que contienen la información para fabricar una proteína (más correctamente un polipéptido), molécula ésta responsable de nuestros caracteres. 

www.quo.es
Representación de la molécula de ADN - www.quo.es


  Los genes para un mismo carácter de dos individuos de una especie cualquiera pueden presentar diferencias, de modo que en toda la población de esa especie, un gen puede poseer diferentes alternativas y por tanto el carácter derivado del mismo también. Estas alternativas génicas se conocen como alelos y es lo que ocurre, a modo de ejemplo, con los implicados en la determinación del grupo sanguíneo. Puedes tener en tus células tres tipos de genes diferentes que se conocen como el IA, IB o i

http://www.genomasur.com/BCH/BCH_libro/capitulo_18.htm
    ¿Cómo han surgido a partir de una versión original? Por mutación, esto es, por un cambio que ocurre en la información contenida en el ADN. La maquinaria celular, cuando copia el ADN para pasar la información a una célula hija, puede cometer errores que dan lugar a nuevas variedades. Estos cambios, si se producen, ocurren al azar de forma natural. También pueden estimularse por radiaciones (rayos X, rayos UV, etc.), o por sustancias químicas, algunas más comunes en nuestro entorno de lo que podríamos imaginar.

  ¿Qué consecuencias tienen estos cambios? Generalmente pocas, si no se ven afectados determinados genes importantes o como suele ser habitual afectan a una parte minúscula de nuestra información genética. Por ejemplo, una mutación corriente en una célula de mi dedo pulgar durará lo que dura dicha célula. En ocasiones, pueden afectar a un tipo de genes concreto y provocar que la célula se descontrole, llegando incluso a volverse cancerosa si hay varias mutaciones en determinados genes.

   Solo en contadas ocasiones, si la mutación afecta a las células reproductoras, se transmitirá a la descendencia y si te toca la lotería de la naturaleza puedes ser el poseedor de variantes que sean ventajosas frente a las versiones originales. Si hoy estamos aquí como especie es porque portamos mutaciones que nos han beneficiado a lo largo de nuestra historia evolutiva. Así que si alguien os llama mutante hacedle ver lo orgulloso que estáis de vuestras mutaciones.

viernes, 24 de enero de 2014

"OPERACIÓN BIKINI" EN EL REINO ANIMAL

   Con la llegada del calor se pone en marcha la "operación bikini", una acomodación a las contingencias de la moda para lucir tipito delgado durate el periodo estival. Esta operación pasa por realizar extenuante ejercicio, dietas "milagrosas", etc., para acabar con esos dichosos kilos de más que nuestros trajes de baño dejan al descubierto. Ya habrá tiempo durante el otoño y el invierno de parar ese sacrificio y dar rienda suelta a nuestra voracidad para que todo vuelva a su lugar.

   En el reino animal la "operación bikini" la pone en marcha la propia evolución. Si observamos animales que habitan regiones con temperaturas elevadas y sus equivalentes en zonas más frías podemos asegurar que las diferencias son más que llamativas. Los primeros parecen tener unos kilitos de menos respecto a sus primos más septentrionales. Además, sus extremidades y apéndices (orejas, cola, etc.) son más largas respecto a los segundos. Un vistazo a dos especies de liebres nos ayudará.

Liebre ártica

Liebre africana
   La pregunta que podemos hacernos es, ¿por qué ocurre este cambio de "look" morfológico mediado por el ambiente? La respuesta fue adelantada por dos investigadores en el siglo XIX, el fisiólogo aleman Carl Bergmann y el estadounidense Joel Asah Allen. Propusieron dos reglas ecológicas que se conocen como la regla de Bergmann y la regla de Allen. La primera propone que el tamaño de los animales es más grande cuanto menor es la temperatura media del lugar donde habitan. La segunda que las partes que sobresalen del cuerpo serán más largas en los animales que viven en zonas calurosas. Ambas reglas son validadas cuando observamos animales homeotermos, mamíferos y aves, es decir, animales que poseen mecanismos internos para matener su temperatura dentro de unos límites, independientemente de la temperatura ambiental. También se han observado casos en otros grupos de animales.

   Para explicar con detalle estos mecanismos adaptativos hemos de saber que los animales pierden energía en forma de calor a través de su superficie corporal. En un habitante de zonas frías, esta pérdida supone una desventaja que la evolución trata de minimizar. En el caso contrario, la pérdida de calor, dentro de unos límites, constituye una ventaja. Por lo tanto la eficiencia energética del animal está en relación con su superficie y volumen corporal. Cuanto más grande sea un animal y menores sean sus apéndices, menor será su superficie corporal en relación a su peso y, por lo tanto, menor energía perderá. Por otro lado si vives en zonas muy calurosas, un cuerpo pequeño con extensiones muy sobresalientes ayudarán a la pérdida de calor y evitar el riesgo de sobrecalentamiento.

   Existen numerosos ejemplos en la naturaleza además de la liebres como pueden ser: el zorro ártico y el fénec o zorro del desierto, el elefante africano y el asiático, los pingüinos de la antártida y los tropicales y un largo etcétera.

   Actualmente existen otras propuestas para explicar estas reglas, además de la expuesta de la termorregulación, y están relacionadas con diversos aspectos ecológicos como la capacidad para almacenar reservas internas, la facilidad o dificultad en el acceso al alimento o el poder nutritivo del propio alimento disponible en unos ecosistemas y otros.

   Este patrón es observable, como no podía ser de otra forma, en nuestro propio árbol genealógico evolutivo. Las diferencias entre nuestro "primo" Homo neanderthalensis, habitante de la Europa fría, y Homo sapiens, nuestra especie de origen africano, van en la línea expuesta más arriba.

Científicos afirman que los Neandertales usaban el fuego en su vida como el hombre moderno
Representación de un neandertal, con su voluminoso cuerpo
   Las personas que viven obsesionadas con poseer una figura muy delgada pueden ver aquí una solución a muy muy largo plazo. Puede ser que emigrando a regiones más calurosas y dentro de muchísimo tiempo la evolución haya procurado a sus descendientes una figura más esbelta. Lo mejor, a mi parecer, será quedarse aquí, disfrutar de nuestra maravillosa dieta mediterránea y huir del sedentarismo.